El lago Tonle Sap y la aldea flotante de Kompong Phluk, Camboya

Lo primero que se nos viene a la cabeza cuando pensamos en Camboya son los famosos templos de Angkor, pero aunque no se haga mucha más propaganda de otros sitios, hay mucho que ver y visitar, lo que nos permitirá ver un país diferente, y más auténtico.

Nuestra primera parada en Camboya, según dejamos Bangkok, fue Siem Reap donde veríamos cumplido uno de nuestros grandes sueños viajeros, pero quisimos también aprovechar nuestra estancia para ver algunas cosas más. No muy lejos de allí, se encuentra el lago Tonle Sap, el lago de agua dulce más grande del sudeste asiático, que es una gran fuente para la economía regional de la zona y que abastece a las aldeas flotantes que existen alrededor de él.

Kompong Phluk y el Lago Tonle Sap

El lago Tonle Sap, en jemer significa lago de agua fresca, y ha sido considerado Reserva de la Biosfera por la UNESCO en 1977. Este curioso lago llega a crecer hasta casi diez veces más en la estación de lluvias, llegando su extensión a pasar de los 2590 km2 a los 24605 km2!!!

En torno a él, se encuentran varias aldeas flotantes, donde vive una población muy desfavorecida, no sabría si decir la "más desfavorecida", porque en general, una vez te sales de lo más turístico te das cuenta de lo pobre que es este país, y de las condiciones tan lamentables en las que vive su gente. Algunas de estas aldeas flotantes se encuentran relativamente cerca de Siem Reap, la más cercana y de fácil acceso es la de Chong Kneas, situada a unos 15 ó 20 km; y otra un poco más alejada, y por tanto menos turística, es la de Kompong Phluk, a unos 30 km.

Mapa Lago Tonle Sap - Camboya Viajes

Estando tan cerca no queríamos dejar escapar la oportunidad de ver el lago Tonle Sap, y algunas de estas aldeas flotantes, por ver esta forma tan característica de vivir, ya que las casas se mantienen suspendidas sobre palos de más de 5 metros, para cuando llegan las épocas de crecidas del lago. Nuestra intención es siempre hacer un turismo responsable, aunque no sé en que medida lo hicimos con esta excursión... Si hay un sabor amargo en este viaje por Asia, es que cuánto más desfavorecido es el país y sus gentes, más personas hay enriqueciéndose a costa de los más pobres, por lo que hay que tener especial cuidado con que tipo de excursiones hacemos. Saliéndonos un poco del tema, pero a colación de esto, no entendemos excursiones que se ofertaban en las agencias para ver, por ejemplo, orfanatos!!! ¿Pero los niños qué son? ¿objetos de exposición? Con este tipo de excursiones no contribuimos en nada a mejorar la situación, sino todo lo contrario, en que siga siendo una gran demanda turística. En algunos casos, por lo que tenemos entendido, esos niños ni siquiera son huérfanos, pero están ahí para cubrir ese papel y que el turística vaya a verlos, y poder sacarle los cuartos (a beneficio, claro esta, de otros)! Increíble!

En el caso de las aldeas flotantes, el turismo que se hace deja también un interrogante en el aire, cuando algo auténtico se convierte en turístico, las agencias están por medio y encima te dicen que el excesivo dinero de la excursión se justifica porque va destinado a estas familias desfavorecidas que viven en las aldeas. Si fuera así, al menos sería estupendo saber que contribuimos en alguna manera a ayudarles, pero si año tras año ves que la situación apenas ha cambiado, quiere decir que algunos o muchos se están aprovechando, ¿no crees? 

Quizás por su situación más próxima a Siem Reap o porque todas las agencias ofertaban la excursión a las aldeas flotantes de Chong Kneas, nosotros decidimos no ir aquí. Queríamos alejarnos, en lo posible, de lo turístico, y preferimos ir un poco más lejos hasta Kompong Phluk, a pesar de que, incluso nuestro tuktuktero, nos intentó convencer de ir a la otra, diciendo que era mejor aquella zona del lago y que habría más agua al tratarse de la estación seca. Pero lo teníamos claro, queríamos algo más auténtico, quizás sin tanto intermediario, y por lo que nos habíamos podido enterar nuestra visita aquí sí que sería de gran ayuda, no como lo estaba siendo el circo montado junto a la vecina aldea de Chong Kneas. Veríamos en que medida podía ser esto cierto, o sino se trataría de más de lo mismo...


Después de casi tres cuartos de hora en tuktuk por fin parecía que llegábamos a la entrada de Kompong Phluk, donde no veíamos absolutamente a nadie por allí. Poco antes de llegar tuvimos una breve parada en un puesto que parecía ser del Gobierno, donde atención! nos intentaron cobrar $25 por persona por entrar a la aldea y dar el paseo en barco!!! Un cantidad de dinero brutal teniendo en cuenta el país que es, pero después de haber llegado hasta allí y de pagar el trayecto en tuktuk, otros $15, pues quisimos pensar mejor que sería un dinero bien gastado, y que iría, sino todo, al menos parte del dinero, a mejorar las condiciones de vida de esa gente. Finalmente regateamos un poco, y teniendo en cuenta que era temporada baja, pagamos $20. Lo que estaba claro, es que Camboya es un país muy pobre, pero que los precios se desorbitan para el turista, y así, desde que habíamos entrado, entre templos y excursiones como esta, el dinero se nos iba a pasos agigantados!

Dejando de lado el tema económico, y a pesar de que al ser temporada seca no fue la mejor época para ir, nos pareció uno de los sitios más auténticos. Para empezar, no sé si como digo por la época del año que era, pero turístico precisamente no nos pareció. Desde donde estaba el puesto donde pagamos la entrada, hasta donde tuvimos que coger la barca tuvimos que recorrer un buen trecho con el tuktuk por un camino horroroso, lleno de socavones, donde pensábamos que nuestro pobre tuktuktero acabaría pinchando. El camino se nos hizo eterno, incluso temíamos que al final no pudiéramos dar ni si quiera una vuelta en barco hasta el lago Tonle Sap, porque no se veía agua por ningún lado. Por fin llegamos, un millón de barcas paradas, y un pequeño riachuelo, desde donde parecía que podríamos partir. 

Allí nos dejaba nuestro amigo tuktuktero, para subirnos a una de las barcas con uno de los habitantes de esta aldea. No se veía ni a un solo turista. Estábamos solos, con nuestro barquero, que intentaba explicarnos como vivían, y que intentó agradarnos lo más posible en todo el trayecto. 

La salida fue complicada porque apenas había agua y la barca se quedaba atascada, pero poco a poco fuimos acercándonos hasta el inmenso lago Tonle Sap. En el camino, pudimos ver todas aquellas casas sujetas en lo alto, que por momentos parecían que pudieran venirse abajo. Parecía increíble pensar que aquellos palos tan largos sobre los que se aguantaban las casas dentro de muy poco quedarían cubiertos por agua. 

Una vez llegamos al final del trayecto, el barquero nos dejó sobre una plataforma desde donde pudimos apreciar la magnitud del lago, mientras veíamos algunas personas pescando y en sus quehaceres diarios.

Una de las cosas que nos quedamos con ganas, fue la de meternos con la barca por el bosque inundado, pero no había suficiente agua, así que aprovechando que está parte nos la perderíamos, le pedimos que nos dejara caminar un poco por la aldea y nos recogiera más adelante, ya que precisamente por no haber agua esta es una de las cosas que sí se pueden hacer en este momento del año. Allí vimos como transcurría un día normal para esta pobre gente, y como los niños volvían a sus casas después del cole. Algunos nos miraban extrañados al pasar, y es que no parecían muy acostumbrados al turista. 

Al final de la polvorienta y larga calle de la aldea nos esperaba de nuevo nuestro barquero, que nos llevaría hasta el mismo punto donde nos recogió. Solo fue en este momento al volver, cuando nos cruzamos con otra pareja de extranjeros. Sinceramente no sé si el precio de esta excursión justifica o no su precio, pero la verdad es que si tan poca gente va, no creo que sea mucho el dinero que saquen al día para esta gente, así que esperemos que al menos fuera a buen recaudo. 

Fuenta: viajarcongrace.com

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